La población de Lloret de Mar siempre ha tenido una estrecha relación con el mar, primero como pueblo de pescadores y después con el comercio de ultramar.
El año 1778, el rey Carlos III promulgó el Decreto del Libre Comercio con las colonias americanas. A partir de este momento, se empezaron a construir grandes barcos en las playas de Lloret para partir hacia América.
Desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, muchos lloretenses embarcaron rumbo al nuevo mundo, donde algunos lograron conseguir una fortuna. A pesar de estar tan lejos de su ciudad natal, los indianos (habitantes de Lloret que habían partido hacia América) contribuyeron económicamente a la profunda transformación urbanística de Lloret de Mar.
Con el dinero conseguido en América, construyeron grandes mansiones en el paseo marítimo de la ciudad, financiaron varias obras de beneficencia como el hospital y las escuelas e incluso participaron en la reconstrucción de la iglesia parroquial.
Descubre a continuación cuáles son los lugares con huella indiana que no te puedes perder en la ciudad de Lloret de Mar.
El cementerio modernista de Lloret de Mar, declarado como Bien de Interés Cultural, es uno de los principales ejemplos de arte fúnebre del siglo XIX de Cataluña. También forma parte de la Ruta Europea de Cementerios, que pretende conservar y difundir el patrimonio material e inmaterial en torno a estos lugares de alto valor histórico, artístico y etnográfico.
La reforma del cementerio fue impulsada a finales del siglo XIX por los indianos. En el año 1891 se decidió el nuevo emplazamiento para el cementerio y se encargó el proyecto al arquitecto Joaquim Artau i Fàbregas, en el que también participaron arquitectos del prestigio de Josep Puig i Cadafalch y Bonaventura Conill Montobbio, discípulo de Antonio Gaudí.
El cementerio, inaugurado en 1901, está inspirado en un pequeño pueblo para los difuntos, con sus avenidas, calles y panteones a modo de casas. En él, se puede disfrutar de auténticas joyas del arte modernista con infinidad de detalles asociados a la simbología fúnebre.
El Museo del Mar (también conocido como “Casa Garriga”), ubicado en el paseo marítimo de Lloret de Mar, es una de las casas indianas más relevantes de Lloret.
Fue construida en 1887 por Enric Garriga i Mataró, un lloretense que emigró a Cienfuegos, Cuba. Junto con su hermano, creó una empresa de materiales de construcción en la ciudad cubana y volvió 22 años después con una fortuna.
La casa fue propiedad de la familia hasta 1981, cuando el ayuntamiento de Lloret de Mar la adquirió para restaurarla y convertirla en el actual museo. En la planta baja del edificio, todavía se conservan los techos, las paredes, los muebles y los suelos originales del siglo XIX.
El museo cuenta con una importante colección de maquetas navales, objetos y materiales relacionados con el mundo de la vela. Si quieres visitarlo, puedes conseguir tus entradas en la página web de Patrimoni Lloret.
La Iglesia de Sant Romà está situada en la Plaça de l’Església, en el centro de Lloret de Mar. Este edificio refleja dos épocas de construcción y arquitectura muy diferentes: el gótico y el modernista.
Construida entre los años 1509 y 1522, la iglesia era en sus orígenes de estilo gótico, con elementos de fortificación y una única nave. Todavía se puede apreciar este estilo en la parte frontal, con su portal austero.
En 1914, los indianos financiaron la reforma modernista del templo del Sant Romà, obra del arquitecto Bonaventura Conill i Montobbio. Una profunda adaptación al estilo modernista, revistiendo todo el templo con mosaicos y utilizando la técnica del trencadís, además de dos capillas laterales, la del Santísimo y el Bautismal.
El ayuntamiento de Lloret de Mar, también conocido como “Casa de la Vila”, está ubicado en el paseo Mossèn Jacint Verdaguer, junto del mar.
Este edificio de estilo neoclásico fue construido en 1872 por los arquitectos Marí Sureda y Félix de Azúa, durante la época indiana de la ciudad, al lado de donde antiguamente se encontraban los astilleros de Lloret de Mar.
Se trata de un edificio de cuatro plantas con terraza que ocupa toda una manzana. La fachada está pintada de color rosado y destaca por las decoraciones puntuales en las barandillas y cornisas. Encima del reloj se puede ver uno de los pocos escudos que se han conservado del rey Amadeo de Saboya.
El paseo Mossèn Jacint Verdaguer, ubicado frente a la playa de Lloret de Mar, fue promovido por los indianos que edificaron sus casas cerca del mar.
Se trata de un paseo de arena roja rodeado de palmeras que recuerda al ambiente colonial de las Américas. En uno de sus extremos se encuentra la Casa de la Vila (1872) y en el otro la Casa Garriga (1887), dos construcciones de la época indiana. En total, mide unos 300 metros de largo por 50 metros de ancho.
Aunque originariamente se le dio el nombre de “paseo del mar”, a principios del siglo XX se le cambió el nombre a “paseo Mossèn Jacint Verdaguer”, en honor al poeta y sacerdote catalán.
Can Font, también conocido como “Cal Conde” o “Can Piuet”, es un edificio de estilo modernista construido en 1887 por encargo de Nicolau Font i Maig, un lloretense que se fue a Jaruco, Cuba, y volvió a la ciudad con una gran fortuna.
La casa, con una fachada de estilo neoclásico, dispone de sótano, bajo, primero y segundo piso, buhardilla y patio. Se articula en torno a una escalera situada en el centro del edificio, uniendo las dependencias de las distintas plantas. Destacan la decoración de los techos, las paredes y el mobiliario original de la época.
En 1940, Nicolau Cabanyes i Llobet vendió la casa a Ferran Comadran i Torres, un industrial textil sabadellense. El ayuntamiento de Lloret de Mar adquirió el inmueble en 1981. Actualmente, es la única casa-museo pública de estilo indiano que se conserva en Cataluña.
Los orígenes del monasterio de Sant Pere del Bosc, ubicado a 5 kilómetros del centro de Lloret de Mar, datan del año 986. En el año 1855, el monasterio fue adquirido por Nicolau Font i Maig desde Cuba, el cual no regresó hasta veinte años después de la compra de Sant Pere del Bosc.
El edificio fue restaurado por el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch, convirtiéndose en una de las muestras más representativas del modernismo catalán.
En la actualidad, Sant Pere del Bosc continúa en manos de la familia de Nicolau Font i Maig, acogiendo un restaurante y un hotel, inaugurados en 1981 y 2011.
En el camino de Sant Pere del Bosc, también se puede encontrar la estatua del Ángel de Lloret, obra del pintor y decorador artístico Enric Monserdà i Vidal, y la Cruz de Término y la Capilla-oratorio de la Virgen de Gràcia, del arquitecto Josep Puig i Cadafalch.
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