A escasos kilómetros de Lloret de Mar se encuentran algunos de los pueblos con más encanto de la Costa Brava. Pueblos medievales o de pescadores que han sobrevivido al paso del tiempo y todavía conservan su esencia, como Pals, Calella de Palafrugell, Tossa de Mar, Peratallada o Begur.
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Uno de los pueblos medievales que mejor se ha conservado a lo largo de los siglos es el municipio de Pals, en el Bajo Ampurdán. Sus calles empedradas, murallas y edificios góticos hacen de cada rincón de esta población un lugar único en la Costa Brava. Desde la parte más alta, se consiguen espectaculares vistas de los campos del Empordà, el macizo del Montgrí y las Islas Medas.
Uno de los pueblos más emblemáticos y conocidos de la Costa Brava es Calella de Palafrugell. Este pintoresco pueblo de casas blancas y viviendas tradicionales de pescadores está situado en una costa rocosa y cuenta con pequeñas, aunque espectaculares, playas como la de Port Pelegrí y Port Bo. A pocos kilómetros del centro del municipio se encuentra el Jardín Botánico de Cap Roig, uno de los rincones más espectaculares de la Costa Brava.
La población de Tossa de Mar está situada al sur de la Costa Brava, a escasos kilómetros de la ciudad de Lloret de Mar. Además de espectaculares playas, este antiguo pueblo de pescadores cuenta con uno de los cascos antiguos más famosos de la costa mediterránea y un espectacular recinto amurallado de la época medieval que todavía se conserva en perfecto estado y sigue siendo habitado.
En el corazón del Empordà, a unos kilómetros al interior de la Costa Brava, se encuentra el pueblo medieval de Peratallada. Con calles estrechas, empedradas y edificios de los siglos XI y XIV, esta población es uno de los núcleos de arquitectura medieval más importantes y mejor conservados de Cataluña, declarada conjunto histórico-artístico y bien cultural de interés nacional (BCIN).
Otro de los lugares que no te puedes perder en la Costa Brava es Begur, en el Bajo Ampurdán. Esta población situada entre Calella de Palafrugell y la playa de Pals, además de contar con un gran legado de arquitectura colonial, con sus casas indianas y la famosa Fira d’Indians el primer fin de semana de setiembre, tiene algunas de las playas más bonitas de la Costa Brava, como la playa de l’Illa Roja, la playa de Sa Tuna o la playa de Aiguablava.